De: Vivianne Alegret
Hace algunos años los dolores de espalda no me permitían a penas valerme, ni dormir en la cama, la vida se me hacía cada vez más incomoda, -mi cuerpo me estaba hablando, suplicando ver a un médico-, pero al no tener un seguro que cubriera mis gastos médicos, estar trabajando por cuenta propia, no me permitían hacer lo más valioso que uno pueda hacer por uno mismo,
!cuidarse!.
En esos días fui de paseo a Orlando necesitaba salir de la ciudad, respirar el contacto con otras localidades cercanas a Miami, compartir con su gente, viajar por carretera, a puras ventanillas abiertas, son esos instantes en que uno puede cambiar de paisaje, reflexionar y hacer ciertos analisis -para mi forma de pensar -revisando las señales que nos llegan del exterior.
Desde el carro tomé unas fotos al cielo, cuando llegué, revisé y ví las imagenes que había tomado con mi cámara, contemplé de modo muy significativo una bola de fuego en medio del cielo por la puesta de sol, pero además veía que de esa incandescente luz, salían unas manos extendidas. Algún mensaje -me dije- relacionado con mi fuerte dolor. Al día siguiente visité la librería que por años me aportaba satisfacción, -pues para mi nada puede haber mejor que un buen libro-, sobre todo si es de aprendizaje. Estando allí conversé de mis dolores con la dueña del lugar quien me dio la tarjeta de una profesional en Reiki, para que me diera terapia con energías en la columna vertebral.
Además de llevarme un montón de libros para estudiar Reiki a casa, comencé las terapias que fueron unas cuarentas, lo que me hizo decidir estudiar los tres niveles de Reiki y hacer el master con mi profesora, pues su formación era encantadora, una mujer virtuosa por su espiritualidad, humildad y sencillez, en su estancia sentía que las energías flotaban a mi alrededor porque esta técnica implica también de la pulcritud, de lo limpio, fresco y claro del aura y la vida de la persona que no los maneja o es el instrumento, todos podemos practicarlo, años atrás hacer un curso de Reiki era un privilegio, cobraban muchísimo dinero, es un método muy antiguo de sanación del Japón y se enseñaba por monjes, incluso el Reiki entra en Los Estados Unidos por 22 de ellos que vienen a impartir clases a América y en esa categoría de apadrinamiento estaba mi maestra.
Nosotros somos cuerpos eléctricos, somos cuerpos cargados de energía, estamos preparados para tomar la que nos envuelve, esa que está rodeándonos y emplearla para restaurar nuestros chacras, nuestras emociones, dolores, fatigas, y enfermedades, los símbolos que se aprenden en el Reiki son como interruptores de corrientes, cuando los conoces y utilizas, la energía fluye aun más y puedes actuar mejor en los campos que deseas sanar, la auto-terapia ha funcionado en mi desde entonces, la práctico desde hace años y he logrado estar por encima de los pronósticos de vida que debido al cáncer han dado los médicos.
También se puede sanar a distancia o a través de fotos, hasta de pantallas de computadora y televisor, la mente no esta limitada por nada, la mente viaja y lleva a donde quiere su ayuda, sin distancia, la energía hace lo mismo, sólo mírate, caminando sin estar conectado a la electricidad, ni a baterías, observa que ves a colores, que puedes correr, y tu maquinaria está andando sin parar, si valoras este simple hecho de ser un humano viviente, has de saber que la perfección del Creador te ha dado mucho más de lo que pensamos, porque te dio también las técnicas y la energía para restaurar tu ADN, tus daños, y puedes hacer correcciones, curaciones, además de ser un sanador en potencia. Sólo es necesario que lo aprendas y lo practiques.
Acerca del autor:Profesora de francés, periodista, poetisa y compositora, nació en La Habana Cuba,mujer profundamente carismática, autodidacta, que ha impartido charlas de autoayuda desde 1998.
Fuente: Artículos Gratuitos Online de Articuloz.com - http://www.articuloz.com/reiki-articulos/el-reiki-la-energia-universal-sanacion-1094623.html
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